Los defectos físicos muy marcados a veces no solo inquietan, sino que traumatizan a quienes los tienen. Los daños emocionales pueden ser leves o graves. Todo va a depender de la actitud de la persona, o del tamaño o visibilidad del defecto. En los niños esto se torna como un gran problema, y los padres deben saber cómo actuar en estos casos. Sobre el tema hay muchas interrogantes.
Las malformaciones físicas son diferencias notables en alguna parte del cuerpo. Se advierte cuando se compara con la forma promedio de la parte en cuestión. Aproximadamente el 3% de los recién nacidos viene al mundo con algún tipo de malformación, la cual puede ir desde leve hasta severa. Los defectos físicos que normalmente llevan al infante a situaciones sociales desagradables y hasta de burla son las de tipo ortopédico y las craneofaciales. Los padres deben saber cómo lidiar con la situación.
¿Cuál es la actitud que deben asumir los padres ante esta situación?
Las malformaciones físicas que presenta un niño o una niña puede ser causa de gran estrés, y puede que afecte más a los adultos que al propio infante.
Lo primero que los padres deben hacer es aceptar la condición con la que su hijo viene al mundo. Si no logran sobrepasar esta realidad, mucho menos podemos esperar que el menor la acepte. Como padres tenemos un ideal de “hijo”, que muchas veces no logramos. Este hijo existe solamente en la mente de ese padre o esa madre.
Como padres y guías de nuestros hijos debemos trabajar el interior de ellos, o sea, su autoestima, autoseguridad, autoaceptación, autovaloración... para que con la fortaleza interna, trabajada y reafirmada desde el hogar, puedan asumir su realidad, sea esta cual sea. Pero si queremos promover en ellos una actitud positiva, los padres debemos asumir dicha actitud primero.
¿Es correcto dar explicaciones a la gente que mira o pregunta sobre el defecto?
Dar explicaciones no es necesario por el simple hecho de que los demás miren. Sin embargo, es pruiedente que los padres contesten en caso de que surja un comentario o una pregunta. En la medida que los padres asumen la situación y no creen un misterio o tabú alrededor del tema, en esa misma medida enfrentarán los comentarios y las preguntas de una manera natural, lo cual se traduce a menos estrés cuando se toca el tema en cuestión.
¿Cómo los preparamos mentalmente para que acepten su realidad?
La mejor manera para preparar a un niño sobre su realidad es abriendo un diálogo desde el principio y contestando todas las preguntas que este le pueda hacer.
Valide sus sentimientos, pero nunca lo victimice por el defecto físico que pueda presentar.
Enséñele desde pequeño que lo que cuenta es la vida y el ser humano, no importa la condición que se tenga. Si enseñamos a nuestros pequeños a respetar, amar y vivir la vida a plenitud, los fortalecemos como seres humanos integrales, no importa la condición que presenten.
Los padres pueden buscar ejemplos que sean seres humanos “diferentes” y que a pesar de sus diferencias han tenido éxitos, logros y han sido felices, como forma de demostrarles que sí se puede.
¿Se debe hacer el esfuerzo por buscarle ayuda médica si se hace necesario, o simplemente hacerle entender que debe vivir con eso para siempre?
Los padres deben primero conocer de la condición, y de antemano saber de manera práctica y realista si la condición es operable o no, y de ser operable, cuáles son los pros y los contras de una operación.
Muchas veces son los padres los que necesitan la operación, por el nivel de ansiedad o frustración que le genera el “defecto” que ve en su hijo, sin tomar en consideración las posibles consecuencias que implica una operación.
¿Cómo deben tratar el caso los profesores?
Una de las situaciones que enfrentan los profesores en el aula es el acoso o “bullying” por parte de los niños hacia aquellos que presentan alguna diferencia. La mayoría de las veces les ponen sobrenombres, los “relajan” y hasta los humillan.
Esto no debe ser permitido bajo ningún concepto por parte de las autoridades ni de los profesores.
La autoestima es algo que hay que preservar, y, si para esto, los profesores tienen que recurrir a pedir intervenciones por parte del orientador o psicólogo escolar, no debe dudar en hacerlo, ya que el daño emocional causado a un niño puede resultar devastador. En las aulas se debe abogar por la integración y el respeto a las diferencias. Con esto se contribuye a formar mejores seres humanos.
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