La enfermedad del riñón puede aparecer en los más pequeños de la casa. Antes de pensar en su tratamiento sería vital enfocarse en su prevención, pues su aparición suele relacionarse con algunas enfermedades y otros factores de riesgo.
Tal como ocurre en los adultos, para detectar el padecimiento se usa una prueba de orina antes de que aparezcan los síntomas. En este examen nos enfocamos en detectar infección urinaria (leucocitos, hematíes y bacterias) o la presencia de albúmina, cuya cantidad nos sugiere qué tipo de enfermedad tenemos.
La albúmina es una proteína de la sangre que aparece en la orina cuando los riñones están inflamados o enfermos. En los niños las enfermedades más frecuentes lo constituyen la malformación congénita y la glomerulonefritis.
Síntomas
Entre los síntomas que podrían alertar de algún problema renal están:
Dolor de espalda, en un costado del cuerpo o en la parte inferior del abdomen.
Ardor o dolor al orinar y cambios en el color de la orina.
Fiebre de origen no conocido.
Hinchazón de los pies, tobillos, párpados y piernas.
Deshidratación fácil ante cualquier cuadro de vómito y diarrea.
Presencia de sobrepeso.
Antecedente familiar con enfermedad renal,
Otros factores que aumentan el riesgo de enfermedad de los riñones en los niños son:
Bajo peso al nacer
Trastorno del crecimiento
Diabetes
Presión arterial alta
Raquitismo
Otras enfermedades hereditarias como poliquistosis renal, Síndrome de Alpor o enfermedad cardíaca.
Insuficiencia renal
La insuficiencia renal crónica es considerada una pandemia que afecta aproximadamente el 10% de la población adulta.
Pero a pesar del incremento en la incidencia y prevalencia de la insuficiencia renal crónica terminal, la mayoría de los sujetos con estadios tempranos de la enfermedad renal crónica no son diagnosticados, ni tratados de manera oportuna.
Por lo tanto, no reciben medidas tempranas de nefroprotección de forma y en consecuencia, la insuficiencia renal crónica continúa incrementándose.
Necesitamos enfocar la atención hacia la prevención primaria o secundaria, en lugar de seguir tratando complicaciones tardías de la enfermedad renal crónica.
La detección oportuna del daño renal crónico en grupo de altos riesgo permitiría establecer medidas para detener o retardar la progresión de la falla renal.
Aunque en estos momentos el Ministerio de Salud Pública está destinando recursos al tratamiento de la Insuficiencia Renal Crónica terminal y que hay mejoras tecnológicas en terapias de reemplazo renal, los pacientes con fallo renal continúan presentando número y mortalidad muy alta y calidad de vida disminuida.
El reto
Necesitamos que las sociedades médicas y universidades se involucren en la prevención de las enfermedades renales estableciendo investigación y estadísticas mediante tesis, prácticas de investigación de poblaciones escogidas estadísticamente. Para disponer de datos propios.
Para detener el alarmante crecimiento de la epidemia de la insuficiencia renal crónica y disminuir los costos de tratamiento, la tendencia actual se dirige a la prevención.
Hilda LaFontaine. Nefróloga. Jefa de servicio de la unidad de hemodiálisis de Clínica Abel González. Trabaja en Fundación Baquero.
Conozca lo que daña los riñones
1. Algunos alimentos: El exceso de alimentos ricos en proteínas animales como las carnes, huevos, vísceras y productos lácteos pueden afectar la función renal, así como el exceso de condimentos químicos, grasas, margarinas, conservas y alto contenido de sales.
2 Algunas bebidas: Como el agua clorada de las tuberías, bebidas con azúcar y con gas, o hechas de productos artificiales, bebidas alcohólicas (excepto vinos tintos) y el café y té tomados en exceso.
3 Tóxicos: Como el tabaco y las drogas.
4 Algunos medicamentos: En específico todos los que son excretados por el riñón, los anti-reumáticos (aines), antibióticos y medios de contraste.
5 Productos inhalados en su fabricación o uso, pinturas, plásticos, barnices, pesticidas, químicos, fábricas de metales.
PARA TOMAR EN CUENTA
Es importante que los padres conozcan que, ya a los tres años de edad, los niños deben ser capaces de controlar sus enfínteres si son adiestrados de una manera correcta.
Si los padres o educadores observan que un pequeño sigue mojando la ropa interior o la cama después de esa edad, sus vías urinarias deben ser investigadas porque aunque en más de un 50% de estos casos hay motivos psicológicos, se debe descartar malformación congénita o un proceso infeccioso de vías urinarias.
FUENTE: La Vida /listindiario.com
0 comentarios:
Publicar un comentario