Por tratarse del color que identifica al oro, el dorado suele asociarse con la opulencia, el lujo y, por tanto, con el poder.
Esta tonalidad se encuentra entre las tendencias decorativas de este año; sin embargo, algunas personas no se animan a usarla en sus casas por temor a que el resultado luzca presuntuoso o poco acogedor.
Además, hay personas que todavía visualizan el oro como un color más apropiado para una decoración antigua.
Pero no hay razones para temerle a este llamativo color que, a su favor, tiene la ventaja de la atemporalidad.
Detalles
De acuerdo con Daniel Gómez, arquitecto e interiorista de la firma Rinnovare, el dorado bien utilizado “puede caer muy bien”.
¿Cuándo podría hablarse de un caso de dorado “bien utilizado”? Aunque no existen reglas absolutas, especialmente en un ámbito en el cual el gusto personal tiene la última palabra, conviene dosificar el color oro y emplearlo en una que otra pieza ornamental.
No se trata, entonces, de convertir tu casa en El Dorado, la mítica ciudad donde, según la leyenda, abundaban las minas de oro. La idea consiste, más bien, en poner un acento o crear un punto focal.
Un jarrón, una lámpara, un plato decorativo, el marco de un cuadro o espejo, las patas de un mueble o de algunas sillas son algunos simples ejemplos de piezas que permiten llevar la tendencia metálica al seno del hogar y hacerlo con un buen resultado.
Dosifica su uso
¿Un tapiz dorado? No te excedas y limítalo a un espacio reducido. Si te atreves a añadir más de este color en un mismo espacio, procura combinar distintas tonalidades de la gama.
Haz que tu hogar brille como el oro
El dorado cabe perfectamente en una decoración ecléctica que fusione el estilo moderno con detalles clásicos o románticos.
Otro caso de dorado bien usado sería un espacio de estilo contemporáneo y de un minimalismo extremo en el cual el oro se combine únicamente con un color, que puede ser blanco o negro.
Debido al contraste que se logra, la combinación negro-dorado es la favorita del arquitecto e interiorista Daniel Gómez (piensa por ejemplo, en una lámpara de base dorada y pantalla negra).
“Hay un equilibrio y se crea una fusión muy interesante”, comenta Gómez.
Combinaciones
El arquitecto sugiere combinar el blanco y el dorado con otros tonos “porque el dorado opaca mucho al blanco”.
Un ambiente dominado por el tono áureo es posible, pero con la salvedad de que deben emplearse diferentes tonalidades de dorados.
“Una casa así sería para una persona definitivamente atrevida, no necesariamente joven, que no le tenga miedo al color, al brillo, a probar cosas nuevas, y que tenga el poder adquisitivo para que, cuando se canse de eso, lo pueda cambiar”, comenta Gómez.
Otra opción consiste en emparejar el dorado con colores fríos como el azul o el verde olivo.
Como el dorado es una variante del amarillo, el observador lo relacionará con el sol, por eso se necesita añadir un color en contraste.
Una combinación de tonos cálidos con detalles en dorado podría funcionar en una terraza. Si esta tiene un concepto de villa mediterránea, con pisos y techo de madera natural, prueba a poner cojines rojos y blancos y adorna con algunas piezas doradas. El verdor de las plantas en el área completaría el efecto (el verde y el rojo son complementarios).
Los marrones, específicamente los que provienen de la madera, le van muy bien al color oro. La calidez, textura y rusticidad de la madera le aportan al brillo del dorado.
En oficinas
Toma en cuenta el efecto de la madera si deseas llevar, por ejemplo, el dorado a una oficina.
En este caso, sin embargo, Gómez sigue firme en su visión de dosificar el dorado y limitarlo a algún punto focal.
“Si es un banco o empresa inmobiliaria, yo usaría el dorado en piezas decorativas, piezas interesantes sobre unos libros en una mesa de cristal”, dice a modo de ejemplo.
“La única oportunidad que yo le daría en un mueble sería en un espacio de mucha altura que te den un ‘feeling’ como si estuvieses en un palacio, pero un espacio sencillo y que ese mueble sea lo que llame la atención, que el punto focal sean el mueble y su tela”, concluye. .
Un toque es suficiente
Como posibles puntos focales considera alguna lámpara, platón, el marco de un espejo o las patas de algún mueble de color interesante y estilo moderno (usa en este caso un dorado envejecido que dé la idea de que ha sido maltratado por el tiempo).
En un espacio pequeño, dice el arquitecto Daniel Gómez, quedaría bien una pared de cerámica o un papel tapiz dorado sencillo, “pero lo limitaría a poca superficie para que no sea tan abrumador, y delante de esa pared pondría una composición o aliteración de piezas”.
FUENTE: listindiario.com/la-vida
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