miércoles, 19 de noviembre de 2025

El verdadero liderazgo no se reparte en sobrecitos


Por Francisco Luciano  

Mucho se ha escrito sobre liderazgo y poder, pero rara vez se establece una distinción clara entre ambos.

Hay quienes, por azar, designio divino o simple casualidad, alcanzan una posición de poder y de repente descubren que pueden disponer de recursos públicos o privados: un puesto aquí, una ayuda allá, una recomendación por allá. En cuestión de días se ven rodeados de elogios efusivos, palmadas en la espalda y multitudes que los aclaman como «líderes». Muchos terminan creyéndolo. Se convencen de que son dueños del destino ajeno porque, en efecto, tienen la llave de algunas puertas.  

Pero eso no es liderazgo. Es clientelismo disfrazado de carisma.  

Cuando se acaba el envío, cuando se agotan los recursos o cuando aparece alguien con más sobres para repartir, la multitud desaparece tan rápido como llegó. Se van como moscas que han terminado de chupar la miel derramada. Y entonces el supuesto líder, herido en su orgullo, suele tachar de traidores a los que se marcharon. En realidad, nunca tuvo seguidores: tuvo clientes.  

Existe otro camino, más arduo y menos llamativo, pero infinitamente más sólido.  

Es un liderazgo que no se compra con migajas ni se impone con presión. Es el que se construye día a día, con ideas claras, con empatía genuina, con una visión que trasciende el beneficio inmediato y ofrece una esperanza real. Este líder no necesita dar nada material para ser seguido: da confianza. No promete puestos ni cestas: promete una dirección. Y como su causa es mayor que su persona, la gente no lo sigue por lo que les da, sino por cómo los hace sentir: valiosos, útiles, parte de algo importante.  

Ese liderazgo no se derrumba con el cambio de gobierno ni se desvanece con la falta de fondos. Se renueva en cada acto ético, en cada decisión difícil tomada por el bien común, en cada palabra cumplida. Eso es liderazgo moral. Y eso perdura.  

Esta reflexión me surge tras releer un artículo publicado en febrero de 2014 por el Dr. Leonel Fernández titulado «Poder y liderazgo: entre posiciones y sobrecitos». En él relata dos anécdotas de su vida política; una de ellas, ocurrida en Dajabón, resulta particularmente esclarecedora:

*"Estábamos en uno de esos recorridos navideños tradicionales por la frontera. Llevábamos música, juguetes, cestas y también algunos sobres amarillos con dinero donado por amigos empresarios".*  

*"El camarada Paulino Sánchez, que conducía el vehículo, quedó impresionado al ver cómo se congregaba una multitud alrededor del camarada Pedro, que estaba a cargo en el momento de distribuir los sobres".*    

—¡Presidente, mire cómo Pedro se convirtió en líder de la noche a la mañana! —me dijo con entusiasmo—. ¡Nunca había visto a tanta gente tan motivada!     

*"Le respondí: Paulino, presta mucha atención. Ahora vamos a pasar los sobres al camarada Manuel Reyes y veremos qué pasa".*    

*"Así lo hicimos. En cuestión de segundos, la multitud abandonó a Pedro y corrió tras Reyes como si nada hubiera pasado".  

Paulino no pudo contener la risa. En ese momento comprendió la lección: el liderazgo que se basa en el don perdura mientras se mantiene en la mano.

Esa anécdota resume perfectamente la diferencia entre el poder transitorio y el liderazgo auténtico.  

Hoy, cuando muchos confunden la capacidad de distribuir favores con la talla de un líder, conviene recordar: la lealtad que se compra se vende al mejor postor; la lealtad ganada con principios no tiene precio.  

Trabajemos, pues, por el segundo tipo de liderazgo. Un liderazgo que no necesita instrucciones precisas. Un liderazgo que inspira fe, confianza y esperanza. Un liderazgo que, cuando desaparece, deja tras de sí personas libres y dignas... y no clientes agradecidos.

Porque el verdadero liderazgo no se mide por la cantidad de personas que te rodean cuando tienes algo que dar, sino por la cantidad de personas que permanecen a tu lado cuando ya no tienes nada que ofrecer, excepto tu palabra y tu ejemplo.

El autor es profesor universitario y líder político.

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