Compartió avances concretos que han comenzado a transformar la infraestructura de distribución: más de 30 subestaciones repotenciadas en dos años; 575 mil medidores instalados solo en 2024.
SANTO DOMINGO, RD- El presidente del Consejo Unificado de Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED) realizó un diagnóstico directo y técnico de las barreras estructurales que impiden el despegue del sistema de distribución eléctrica en República Dominicana y destacó que, si bien algunas de estas empresas logran captar hasta el 100% de la energía servida, la falta de rentabilidad, las pérdidas técnicas y el fraude, y la politización del sector continúan obstaculizando su sostenibilidad.
"Compramos a 15 centavos de dólar y vendemos a 16. ¿Qué empresa sobrevive así?", preguntó Celso Marranzini, señalando que la distribución no cuenta con márgenes reales para sostener las inversiones, a pesar de operar en un entorno de alta demanda, expansión de la generación y crecientes exigencias de calidad.
Marranzini aclaró que parte del debate público confunde el déficit operativo de las distribuidoras con el subsidio estatal a la tarifa. En ese sentido, especificó que el Fondo de Estabilización de Tarifas Eléctricas (FETE) no representa una pérdida para las EDE, sino un subsidio directo del Estado a los usuarios, que beneficia tanto a quienes lo necesitan como a quienes no.
"Todos los que estamos en esta sala estamos siendo subvencionados por el Estado dominicano. Eso es inconcebible", dijo, señalando que la universalidad del FETE debe revisarse con base en criterios de justicia y sostenibilidad.
El empresario y servidor público presentó sus consideraciones en Summit Energy 2025, evento organizado por la revista Mercado, bajo el lema "La deuda cultural del sistema eléctrico: consumir sin pagar". El presidente de CUED enfatizó que, a pesar de los esfuerzos de las distribuidoras por ofrecer un servicio continuo —"Estamos atendiendo el 98% de la demanda, incluso a quienes no pagan"—, persiste una percepción injusta: "Todo lo bueno se atribuye a la generación y todo lo malo a la distribución".
En ese contexto, compartió avances concretos que han comenzado a transformar la infraestructura de distribución: más de 30 subestaciones repotenciadas en dos años; 575 mil medidores instalados solo en 2024; proyectos en marcha para reemplazar redes y adoptar medidores inteligentes; y un objetivo claro de reducir las pérdidas al 28% para 2027. "Si eso no es transformar la distribución, díganme qué es", enfatizó.
Marranzini también denunció el impacto de una "deuda cultural" que normaliza el impago de servicios. "Hay consumidores que entienden que la electricidad es un bien divino que no hay que pagar. Esa mentalidad debe cambiar. Y debe empezar con consecuencias reales para las grandes, medianas y pequeñas empresas que roban energía", afirmó. Recordó casos de fraude masivo en hoteles, centros de cómputo y clientes comerciales, y argumentó que es necesario enviar señales claras.
Insistió en que la sostenibilidad del sistema requiere estabilidad institucional. «En cuatro años, la CUED ha tenido cuatro presidentes. Por lo tanto, ninguna empresa cambia. Necesitamos continuidad, un compromiso político real y la comprensión de que las distribuidoras no son un botín partidista».
Finalmente, hizo un llamado a los partidos y a la sociedad: «Este país ha crecido. No podemos seguir con un subsidio universal que beneficia tanto a quienes lo necesitan como a quienes no. No podemos seguir justificando déficits por falta de decisiones. Es hora de transformar la distribución».
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