Santo Domingo Oeste. RD- En la actualidad, la política enfrenta un desafío profundo: recuperar la confianza de la ciudadanía. En muchos sectores, la figura del político se ha alejado del pueblo, ha perdido sensibilidad y se ha desconectado de la realidad cotidiana. Pero existe una vía clara para revertir este panorama: el trabajo comunitario constante y auténtico.
Estar presente no es opcional: es esencial
El trabajo comunitario es mucho más que una herramienta de campaña o una vía para ganar votos. Es, en esencia, la forma más directa, humana y legítima de hacer política. Cuando un líder se involucra en las necesidades reales de su gente, no solo escucha, sino que aprende, se forma, se confronta y crece.
Hemos tenido la oportunidad de recorrer comunidades donde la esperanza sobrevive en medio de grandes carencias. En esos espacios, las demandas no son ideológicas ni partidarias: son urgencias humanas. Agua potable, calles transitables, empleos dignos, acceso a la salud, apoyo a las madres solteras, espacios seguros para la niñez y los jóvenes.
Quien no conoce esa realidad de primera mano, difícilmente podrá representarla o transformarla desde una curul, una alcaldía o cualquier espacio de poder.
Liderar desde el territorio
La política necesita líderes que dejen el escritorio y vuelvan al territorio. Que escuchen sin prisa y sin pose. Que no solo lleguen con promesas, sino que regresen con soluciones. La cercanía no es un eslogan: es una responsabilidad.
Hace un tiempo, junto a un grupo de amigos, fundamos una organización social que atendía casos de niños huérfanos por violencia intrafamiliar. Muchos de ellos, víctimas directas e indirectas de feminicidios. La experiencia me marcó. Me enseñó que no hay política más urgente que la que salva vidas y abraza con dignidad a quienes el sistema ha dejado al margen.
Ese mismo proyecto, con el tiempo, se amplió hacia la formación de jóvenes mediante talleres, cursos y conferencias sobre municipalidad, emprendimiento, salud preventiva y ciudadanía activa. Porque la comunidad no solo necesita asistencia; también necesita herramientas para crecer y defender sus derechos.
El político como puente, no como figura distante
El político debe convertirse en puente entre la comunidad y las instituciones, entre las demandas populares y las políticas públicas. Y ese puente se construye con presencia, coherencia y compromiso.
El trabajo comunitario ofrece una ventaja invaluable: la legitimidad social. El pueblo reconoce y respeta a quien ha estado presente sin cámaras, sin prensa, sin aplausos. La cercanía auténtica no necesita propaganda; habla por sí sola.
Una nueva política desde abajo
Estamos llamados a construir una nueva generación de líderes que no teman ensuciarse los zapatos, que sepan mirar a los ojos y que tengan claro que el poder solo tiene sentido si mejora vidas.
La política del futuro será profundamente humana o no será. Y esa humanidad se cultiva en los barrios, en los campos, en los sectores vulnerables. Ahí donde muchos no llegan, pero donde todo empieza.
Por eso insisto: no se trata solo de estar en la política. Se trata de estar para la gente. Y sobre todo, con la gente.
_El autor es titular de la Secretaria de Participación Comunitaria del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), estudiante de Periodismo; destacado comunicador, experto en marketing político y municipalista por vocación._
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