Independientemente de que se hable de un periodismo nuevo o viejo, lo importante es informar, pero ¿se está informando debidamente? ¿Se están utilizando los términos adecuados? Actualmente, algunos periodistas, tanto en la radio como en la televisión, para emitir cualquier opinión muchas veces no se expresan de la forma correcta.
Para informar hay que ser lo más preciso, conciso y veraz posible. También existe la libertad de expresión, pero hay que saber que los receptores pueden ser niños, o sea, es apto para todo el público, por ende hay que cuidar el vocabulario “ordinario”.
La Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía debería sancionar y suspender de la radio o la televisión a los comunicadores que día a día atentan contra la moral y las buenas costumbres de la sociedad dominicana.
Ahora bien, ¿En qué consiste la ética del periodista? Son los valores y normas morales que deberían regir el trabajo de los que se dedican a este oficio. Y en la mayoría de los casos no se están cumpliendo. Pero no todos son iguales, hay que reconocer que aún existen comunicadores con un buen léxico.
Muchos periodistas no ejercen la ética como tal, se venden porque el sistema no les brinda otra opción. Degradan su vocabulario para nivelarse con muchos “comunicadores” que nunca han pisado una universidad ni han leído un libro.
¿Qué necesitamos? Que los periodistas, los que verdaderamente están preparados para informar, se expresen mejor, debido a que el rol de comunicar debe ser darle voz a los que no tienen voz y hacerlo dignamente.
Finalmente, el valor de la objetividad es el que nos representa como profesionales que manejan la opinión pública, y por tanto debemos cuidarlo y llevarlo durante el resto de nuestras vidas, ya que uno de los principios que nos hace verdaderos periodistas es la imparcialidad, es decir, debemos ver el mundo como es y no como queremos que sea.
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